Juegos no aptos para niños

Se dice que cada persona es un mundo y, en el terreno sexual, un universo de posibilidades.

Pero muchas veces, algunas por desconocimiento, otras para no ser tachados de pervertidos, nos cerramos las puertas a las fantasías o a los juegos eróticos. Una lástima, porque esos nos harán disfrutar (aún más) de nuestra pareja sexual y de nosotros mismos.

Y es que en la sociedad del s. XXI aún vivimos en un mundo repleto de tabúes. Está aceptado que una pareja que tenga sexo, pero que haya hombres o mujeres que sueñen -por ejemplo- con que otras personas les miren mientras mantienen relaciones, suena de lo más pervertido.

El pasado mes de enero, el Museo de Prehistoria de Valencia inauguró El sexo en la época romana, una exposición sobre las prácticas sexuales de los romanos y que nos da una idea -según los textos, pinturas y figuras que han llegado hasta nuestros días- sobre una sociedad muy activa en lo referente a vivir la sexualidad dentro y fuera del matrimonio (institución reservada inicialmente a los patricios).

La exposición da buena muestra de que `raritos´ en la cama los ha habido a lo largo de la toda la Historia. Y es que, aunque la lencería sexy siga siendo un plus, también hay mujeres con zapatos de tacón que no pisan la calzada y hombres que guardan esposas sin ser policías.

Aquí os ofrecemos algunas ideas para que, con respeto, de forma consensuada y siempre que no suponga problemas para terceros, rompamos los cánones y nos relajemos con algunos juegos en pareja (o sin ella).

A tientas

Para algunos no hay nada que les dé más morbo que tener que enfrentarse a lo que no ve. Venda los ojos a tu pareja y, sin que haga nada, juega con su cuerpo. Puede resultar de lo más excitante ya que, al tener el sentido de la vista inhabilitado, potenciamos el resto de nuestros sentidos.

La técnica del cuarto oscuro también vale. Apagamos todas las luces y en total oscuridad, hacemos que nos busque por la habitación. Cuando nos encuentre, la recompensa la pones tú.

Juegos no aptos para niños (LoveSecrets)3

Hacerlo mientras nos miran

Ser observado (o la posibilidad de serlo) es algo que excita a muchas personas. Es necesario distinguir esta conducta del voyeurismo, en la que también se produce una excitación al contemplar la desnudez. La diferencia está en el consentimiento o conocimiento de la persona o pareja observada algo que, en el caso del voyeur, no suele existir.

Hoy voy a ir al grano te voy a meter mano

Como decía la famosa canción Estoy loco por ti  de `Amistades peligrosas´, ir directos al grano puede `poner´ mucho al otro. Si lo compaginamos con ir susurrando al oído (zona erógena por excelencia) lo que vamos a hacer, le hará  llegar al clímax.

Jugar a tener un encuentro con otro

Para muchos estar emparejado supone implícitamente llevar unas normas de conducta. Para algunos guardar fidelidad el uno con el otro es un must; otros, en cambio, prefieren las relaciones abiertas. Lo cierto es que soñar o imaginar tener encuentros sexuales con desconocidos es algo excitante y en ocasiones evita el deterioro de la relación.

Pues bien, acordemos hacernos pasar por desconocidos (podemos ayudarnos con máscaras, al más puro estilo Eyes Wide Shut) y disfrutemos con nuestra pareja como si lo hiciéramos con otros.

De ruta sexual

Se acercan las vacaciones y, ¿por qué no hacer un circuito de clubes especializados en fantasías fetichistas? En muchas ciudades existen.

Por ejemplo, Berlín cuenta con varios locales míticos como el Kit Kat club o el Culture Houze donde dar rienda suelta a distintos fetiches.

Recordemos que, hagamos lo que hagamos, debemos establecer nuestros propios límites y esto implica también a pareja y terceros. Respeto y educación: así es como poco a poco conseguiremos que nadie se lleve las manos a la cabeza al confesar cómo y con quién nos vamos a la cama.